Damascos Turcos

Damascos turcos: una delicia con historia y salud

Los damascos turcos son unas frutas secas que provienen de las regiones de Anatolia y Malatya, donde se cultivan desde hace miles de años. Descubre sus características, beneficios y recetas saludables.

Los damascos turcos son frutas secas que se obtienen al deshidratar los albaricoques, que son unas frutas de color anaranjado y sabor dulce. Tienen una larga historia, ya que se cree que fueron domesticados por los sumerios hace unos 5000 años, y que luego se extendieron por el Medio Oriente, Asia y Europa. Son un producto típico de Turquía, donde se producen el 70% de los damascos secos del mundo, y que se pueden consumir solos o en diferentes recetas, tanto dulces como saladas.

Cucharón con damascos turcos
Damascos turcos

Características de los damascos turcos

Su contenido en fibra, que favorece el tránsito intestinal y la saciedad, y en vitaminas y minerales, como la vitamina A, que mejora la visión y la salud de la piel, el potasio, que regula la presión arterial y el equilibrio de los líquidos, y el hierro, que previene la anemia y el cansancio.

Beneficios para la salud de los damascos turcos

  • Prevenir el estreñimiento: los damascos turcos son ricos en fibra, que ayuda a mejorar el tránsito intestinal y a prevenir el estreñimiento, uno de los problemas digestivos más comunes. Además, los damascos turcos contienen sorbitol, un azúcar que tiene un efecto laxante natural.
  • Proteger el corazón: los damascos turcos son bajos en grasas y en sodio, y altos en potasio, lo que ayuda a mantener una presión arterial saludable y a prevenir la hipertensión, un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. También contienen antioxidantes, como la vitamina C y los carotenoides, que protegen las arterias del daño oxidativo y la inflamación.
  • Fortalecer el sistema inmunitario: los damascos turcos son una buena fuente de vitamina A, que refuerza las defensas del organismo y ayuda a combatir las infecciones. También contienen vitamina E, que mejora la respuesta inmune y previene el envejecimiento celular.

Receta con Damascos Turcos

  • Muesli de damascos turcos: mezclar en un bol dos tazas de copos de avena, media taza de damascos turcos picados, media taza de nueces picadas, un cuarto de taza de semillas de girasol, una cucharada de canela y una pizca de sal. Añadir media taza de miel y dos cucharadas de aceite de coco derretido y mezclar bien. Extender la mezcla sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal y hornear a 180ºC durante unos 15 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que esté dorada y crujiente. Dejar enfriar y guardar en un recipiente hermético. Servir con leche, yogur o fruta fresca.
  • Ensalada de pollo y damascos turcos: cocinar una pechuga de pollo a la plancha y cortarla en tiras. En un bol, mezclar media taza de yogur natural, dos cucharadas de mayonesa, una cucharada de mostaza, una cucharadita de miel, sal y pimienta. Añadir el pollo, media taza de damascos turcos picados, un cuarto de taza de almendras tostadas y dos cucharadas de perejil picado. Mezclar bien y servir sobre una cama de lechuga o pan pita.
  • Tarta de queso y damascos turcos: triturar en un procesador de alimentos una taza de galletas integrales, media taza de nueces y una pizca de sal. Añadir un cuarto de taza de aceite de coco derretido y mezclar hasta obtener una masa compacta. Presionar la masa sobre un molde desmontable y refrigerar. En un bol, batir 500 g de queso crema, media taza de azúcar, dos huevos, una cucharadita de vainilla y una pizca de sal. Verter la mezcla sobre la base de galletas y alisar la superficie. Hornear a 180ºC durante unos 25 minutos o hasta que esté firme. Dejar enfriar y desmoldar. En una cacerola, poner una taza de damascos turcos, media taza de agua, un cuarto de taza de azúcar y el zumo de un limón. Cocinar a fuego medio hasta que los damascos estén tiernos y el líquido se haya reducido. Dejar enfriar y triturar con una batidora. Cubrir la tarta con la salsa de damascos y refrigerar hasta que esté fría.